San Telmo, un trozo de mi vida
La remodelación de un mural de 5,40m x 2,20m en “Lo del francés – Café-Bistrot” (Av. San Juan 500, CABA) es uno de los tantos trabajos que me vinculan al barrio San Telmo.
Este proyecto consistió en modificar las cabezas y cuerpos de los personajes para que se emparentaran con la parte derecha del mural, pared que da a uno de los ventanales; darle volumen a los objetos, generar la idea de espacio a través de la perspectiva de color y desprender a las figuras de la pared para que convivan con los visitantes del entre piso del lugar.
Pero no es el único aporte que hice al barrio. La gente me conoce en la actualidad porque tengo una dietética en Av. San Juan 524 (Saludable), aunque en realidad mi historia profunda se inicia a mitad de los años ochenta cuando en “El Viejo Hotel” empezamos -junto con unos compañeros con quienes trabajaba en la revista “Satiricón”- a producir una que se llamó “Todo Telmo”. En esos tiempos recorría sus calles en busca de noticias de espectáculos, pintorescos bares y, con un viejo grabador, me mezclaba en la feria de San Telmo, sus iglesias, las casas mínimas y también en el Consejo Deliberante.
En los años noventa, trabajé en un estudio fotográfico que estaba en la calle Tacuarí entre Calvo y Estados Unidos y luego me fui a vivir a Mar del Plata, donde seguí desarrollando mi vocación por la redacción publicitaria.
Volví e ingresé en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, con mi título de maestra bajo el brazo en el año 2002; me instalé en La Boca -Lamadrid y Caminito-. Fueron años muy prósperos para la venta de arte y artesanía por la cantidad de turistas que llegaban de todas partes del mundo.
En el año 2011, me recibí de profesora de Artes Visuales en la misma escuela, ya transformada en el Instituto Superior de Formación Artística -ISFA- “Manuel Belgrano”. En 2014, me mudé a cuadras del Parque Lezama y seguí trabajando en La Boca; participé del grupo Jovellanos -artistas que estudian y trabajan en el taller del escultor argentino y profesor Leo Vinci (1931)-. Por esos años inicié el armado de mi libro “Coraje”, que cuenta con grabados, poemas y entrevistas de mi autoría. Este libro, a pesar de haber participado en un congreso en Rosario, Prov. de Santa Fe, recién vio la luz en su versión impresa en el año 2021.
Pero volviendo a mi trabajo en “Lo del francés”, creo que mucho de él tuvo que ver con la pandemia ya que, un día de invierno -durante la cuarentena- me acerqué a tomar un café y le propuse pintarle los vidrios de las ventanas porque los motivos que tenían estaban comenzando a borrarse. Después, Marcos se entusiasmó y me pidió la remodelación del mural de la planta alta, que no había quedado en el estilo que él deseaba.
Pasado un tiempo nada hice, la vorágine cotidiana me distraía de mi pasión: el arte. Un día, me llamó Marcos y me propuso que pinte un barril, después la barra y así fui completando espacios, que transformaron un bar de color negro y madera en un lugar lleno de figuras, con bailarinas que en forma dinámica recuerdan el famoso baile Can-Can y los personajes con ruido de copas al chocarse.
Los invito a disfrutar un lindo momento en “Lo del francés” y también mi pintura.
Silvia Rodríguez Danelon
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