“Se ama lo que se conoce”

Raúl Marego, director del Ballet Folklórico Nacional

El Ballet Folklórico Nacional debutó el 9 de julio de 1990 en el Teatro Colón, bajo la dirección de Santiago Ayala y Norma Viola. Desde entonces, este cuerpo de danza -integrado por treinta y siete bailarines-, ofrece funciones cuya concepción artística es realizar versiones coreográficas de mitos, costumbres, historias, leyendas y paisajes para mantener viva la tradición de los argentinos.

A lo largo de estos 27 años, el BFN se presentó en lugares tan disímiles como Portugal, Bulgaria, Brasil, Suiza, Francia y Japón; entre otros. Actualmente tiene su sede en el Centro Nacional de la Música, ubicado en México 564, donde anteriormente funcionaba la Biblioteca Nacional.

Tal vez muchos vecinos no sepan que en ese maravilloso edificio -que también alberga a la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos y a la Compañía Nacional de Danza Contemporánea- se brindan espectáculos de gran calidad y gratuitos. Durante este mes, por ejemplo, se presentará la obra: “El tiempo es lo perdido”, con dirección coreográfica de Cristian Setién, todos los miércoles y jueves de mayo a las 20:30 en la sala Williams.

“Uno ama lo que conoce”, afirma Raúl Marego. “Nuestra intención es darle la oportunidad a los niños y jóvenes de reconocerse en la danza y la música que le son propias. Sería importante para la educación de niños y adolescentes que tuvieran la danza como materia para despertar la vocación y canalizar el amor al baile”, agrega el director del BFN.

“También buscamos el contacto con la comunidad a través de clases abiertas para bailarines, con maestros y -además- salimos de gira por el interior”, sostiene Marego y destaca la actividad artística y cultural que llevan a cabo en el Hospital Garrahan, tanto con los internados como con los pacientes ambulatorios. “Estamos armando un espectáculo para el 23 de junio”, comenta Raúl. En su escritorio tiene un calendario con la grilla de presentaciones del Ballet a lo largo de todo el año e incluso hasta el 2018. Insiste con el concepto de “mantener vivas las raíces de la esencia del ser nacional”.

Nacido en Pehuajó, a los 12 años se fue a vivir a Mar del Plata. Egresó de la Escuela Municipal de Arte Dramático. Dirigió teatro y luego, ya en Buenos Aires, ingresó a la Secretaría de Cultura de la Nación. Como integrante del BFN, acompañó a Litto Nebbia durante una gira del músico por Bogotá. Luego del fallecimiento de Santiago Ayala, se ocupó de la coordinación artística y también de la parte administrativa. Y, de su etapa de bailarín, recuerda especialmente su rol de “el Cristo” en la Misa Criolla, la obra de Ariel Ramírez con la que recorrió la Argentina y países como México, España, Suiza y Japón.

Habla suavemente y se emociona recordando a El Chúcaro, quien lograba plasmar el paisaje con la danza. Así, por ejemplo, cuenta que “Chacarera de la luna” habla de la soledad del hombre en el monte, que pide al astro que baje a danzar con él. “El lenguaje corporal, estético y coreográfico, llega a todos los públicos”, asegura.

Este 2017, coincidiendo con los 50 años de Julio Bocca, se hará una Gala en su homenaje. Participarán distintos artistas, como el bailarín Rodrigo Colomba y la primera bailarina Luciana Paris, bajo la dirección coreográfica de Analía González, quienes están ensayando “Presente”, con sus dos significados: el de obsequio y también el del momento actual.

En 2018 el BFN está invitado a Cosquín, donde se celebrarán los 100 años del nacimiento de Santiago Ayala, oportunidad que aprovecharán para revalorizar su obra.

“Dentro de la compañía, los bailarines acercan sus propuestas coreográficas aportando la visión de las nuevas generaciones y allí encuentran un espacio para poder expresarse”; indica Marego.

El tango, como folklore ciudadano, también está presente: Además del “Tributo a Osvaldo Pugliese”, con coreografía de Carlos Rivarola, este año se va a realizar un homenaje al maestro Mariano Mores. También está prevista la reposición de las obras “Martín Fierro” y “Juan Moreira”, para noviembre, en el marco de la “Semana de la tradición”.

Marego nos muestra con orgullo las instalaciones del Centro Nacional de la Música y una cantidad de premios recibidos. Entre sus papeles, alcanzo a leer una declaración de principios: “Queremos un teatro que sea una caja de resonancia de los conflictos estéticos y sociales actuales. Más que un teatro-museo, queremos un teatro-reflejo del presente y, con suerte, un teatro-reloj que adelante lo que vendrá”.

                                              Texto y foto: Diana Rodríguez

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