Ser Bombero: ¿Decisión o sentimiento?

Por Walter Edgar Van Obstal, Erika Elizabeth Seco Maldonado y Lucas Castro

Uno no va por la vida así como así y un buen día decide ser bombero. Yo creo y siento firmemente que uno nace con el sentimiento de solidaridad y de ayuda al prójimo.

En lo personal, nací con este sentimiento, con las ganas de ayudar al que más lo necesita. Así crecí, así soy, quizás muchas veces a lo largo de mi vida dejé de lado lo mío para ayudar a otro, pero no me arrepiento porque no hay nada tan reconfortante como cuando alguien te dice “gracias”.

Foto: gentileza de los Bomberos Voluntarios de San Telmo y Puerto Madero.

Foto: gentileza de los Bomberos Voluntarios de San Telmo y Puerto Madero.

Cuando ingresé al cuartel de los Bomberos Voluntarios de San Telmo y Puerto Madero, el 5to oficial Juan Casaretto me dijo: “Pensalo bien porque tu vida ya no va hacer normal”, pero a mí me hubiese gustado decirle “oficial, mi vida nunca fue normal”. Después, conociendo a otros bomberos, algunos me preguntaron si yo decidí ser bombero porque me gustaba, o por vigilar a mi novio que también es bombero. Honestamente esto último me causó tanta gracia que hasta el día de hoy cuando me acuerdo me río mucho.

No hay nada tan hermoso para mí y mi pareja, que juntos hayamos encontrado algo que nos apasiona y que podemos compartir con tanta libertad. Para muchos bomberos esto no es así: pierdan a sus familias porque no comprenden que este es un sentimiento o porque no lo aceptan.

Foto: gentileza de los Bomberos Voluntarios de San Telmo y Puerto Madero.

Foto: gentileza de los Bomberos Voluntarios de San Telmo y Puerto Madero.

La gente dice que estamos locos, pero ellos no comprenden que nosotros damos nuestras vidas para salvar la de ellos.

No nos fijamos si tenemos que entrar a una casa incendiándose, sino que priorizamos salvar la vida de otras personas,  arriesgando la nuestra. Suena la alarma, se encienda la adrenalina en nuestras venas, subimos al autobomba y no sabemos con qué nos encontraremos hasta que llegamos.

Nadie recuerda, ni reconoce, ni respeta aquel que dio su vida por su bandera, o a ese policía que murió en cumplimiento del deber, o a ese bombero que perdió su vida en un incendio por salvar un niño o un mayor. Pero ellos también son seres humanos, también son hijos, padres y hermanos.

Y después la gente dice que estamos locos, o que perdemos el tiempo, como me han dicho a mí.

Pero ser bombero es un orgullo único, inexplicable e incomprensible. Por qué digo incomprensible? Porque pocos pueden comprender a aquel que se queda despierto toda la noche escuchando la radio, atento a algún incidente o emergencia. Mientras el resto del mundo duerme tranquilo, el bombero resguarda sus sueños.

La gente desconoce muchas de las amenazas que ponen en peligro sus propias vidas, y después dicen que estamos locos. ¡Sí, estamos locos! Pero esta locura nos lleva a salvar muchas de sus vidas. Cada bombero tiene sus anécdotas que lo llenan de orgullo, de gratitud.

Vuelvo a reiterar lo que dije antes. En nuestro ADN está incorporado la solidaridad hacia el prójimo. Si aquel que lee esta nota aún no comprende nuestra locura, lo invito a que se acerque al cuartel, porque estoy segura, que al escuchar algunas de nuestras historias, comprenderá esta locura y apreciará el sentido de esta nota.

logo_web*Participante en una clínica de periodismo comunitario que realizó El Sol de San Telmo con los Bomberos Voluntarios de San Telmo y Puerto Madero durante el mes de agosto, 2011. Este proyecto se puede realizar gracias al apoyo de la Embajada de los Estados Unidos en Argentina.

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