“Si no vienen a la biblioteca, puedo llevar una móvil”

Carolina López Scondras

Así entiende la vida Carolina. Siempre hay obstáculos, pero lo que no habrá en ella es resignación.

Por otro lado, es una mujer a la que resulta difícil encasillar. Entre sus tantos intereses (periodista, escritora, docente, productora, actriz), quizás el más prematuro fue el de bibliotecaria. La convoqué porque supe cómo se desempeñó en esa materia en la Escuela Valentín Gómez, donde observé que -otra vez- rompía los moldes conservadores de una profesión imaginada como estructurada y “seria”.

Me cuenta que se recibió en el Instituto de Formación Docente Nro.35 de Monte Grande y que trabaja desde los 17 años -hace 23- en esa actividad. Que pasó por muchas bibliotecas con características diferentes, lo que le permitió comparar y combinar, en su tarea, las formas que creía mejor de cada una.

Oriunda de Temperley, vino a vivir a la ciudad -más precisamente en Barrio Norte- para estudiar. Luego trabajó durante once años en Canal 13 (Lima y San Juan). Esto hizo que -a través de un amigo, que le alquiló su primer departamento- se mudara a San Telmo al que “odiaba porque me parecía horripilante, nada parecido al barrio que huele a perfume francés”; dice riéndose de ella misma, porque sabe que cayó en la trampa de esta aldea que deja que la ¨agravien¨, porque sabe que la terminarán amando.

Pero también confiesa: “Claramente lo que más me ató fue El Sol. Conocí a Catherine Black (fundadora del periódico junto a Marcelo Ballvé) y me encontré con gente que querían trabajar comunitariamente, a diferencia de otros barrios donde esa movida no existe o por lo menos de la forma que me identifico ¡Después de ese momento, solo amor!”.

Con las “cartas echadas”, comenzamos a hablar del tema que hoy nos ocupa y preocupa: La biblioteca.

El Sol: ¿Qué es una biblioteca?

C.L.S: Hay muchos tipos, pero todas convergen en lo mismo: Es lo que apunta a elevar el nivel cultural de la comunidad a la que sirve. Puede ser una biblioteca genial, pero si no hay usuarios no tiene sentido. Lo importante en nuestra profesión es acercarle a la comunidad lo que demanda. Por ejemplo: Observo y detecto que en la salita de salud atienden muchos casos odontológicos, entonces busco la información sobre ese tema, la ordeno y la ofrezco. Y si no vienen a servirse de ella, puedo llevar un móvil al centro de salud.

ES: Sos una rara avis…

CLS: Simplemente tengo que prever lo que se va a necesitar y tener la información. Por eso, las bibliotecas jurídicas son las que trabajan mejor como comunidad profesional, tienen colecciones, bibliografías y dinero para informatizarlas. El Ministerio de Justicia tiene que tender a brindar no solo información, sino herramientas de búsqueda para enseñarle al usuario las formas para acceder a todo lo que exista sobre el tema que busca. Eso ayudará, además, a lograr más y mejor Justicia.

ES: ¿La biblioteca tiene el mismo sistema de hace años?

CLS: Cuando se hablaba de biblioteca, era un libro puesto en un estante, por autor, por temas…y había una persona que gestionaba la información, buscándola en un fichero donde figuraba la descripción del libro por autor, título, tema, palabra clave. Ubicaba los libros y te los daba. Similar a lo que hace Google hoy, ya que -básicamente- es un buscador de palabras. Ahora la información viene de otra forma, pero sigue siendo una biblioteca.

ES: Por ende, la tarea del bibliotecario también cambió…

CLS: Mi tarea es tomar el libro y poner los datos físicos (fecha, título, etc.). Pero le puedo agregar notas y hacer una ficha aparte, que sería una extensión de esas notas. Eso se llama: Analítica. Por otro lado, informo sobre distintos autores en un mismo tema y la visión de cada uno, eso es: Evaluación de la información. Esto es muy diferente en Google que te la “tira”, sin ningún tipo de evaluación.

Además, enseño a buscar la información, encontrarla y evaluarla. Confrontando con Google, donde la obtenés pero sin ninguna valoración. El bibliotecario es la mano derecha en la búsqueda de la información.

ES: ¿Todas las bibliotecas tienen más o menos los mismos datos?

CLS: No, cada una responde a una comunidad diferente. Puede ser especializada sobre un tema o general, como las populares. Es una extensión cultural ¿San Telmo por qué no es Barrio Norte? Porque la gente se viste y habla diferente, sus intereses son distintos, lo mismo que sus calles y su fisonomía… y eso define la cultura del lugar. A eso me refiero cuando hablo de extensión cultural. Entonces ¿De qué manera muestro esa cultura a otros? La extiendo. Por ejemplo, el programa San Telmo Recuerda en fotos es una típica acción de extensión cultural, que muestra -al resto- la idea y la necesidad de preservar la memoria.

ES: ¿El bibliotecario puede atraer a la comunidad hacia los libros?

CLS: Las bibliotecas no son solo libros, es información. El bibliotecario es el gestor de esa información, en cualquier caso: videos, DVDs, páginas web, etc. Por otro lado, no es solo literatura sino mapas, fotos, recetarios, partituras, actas, etc. Por ejemplo, hay un servicio que ofrece la biblioteca que es el de bibliografías. Sobre un tema, se hace una bibliografía seleccionando el material: en qué página, en qué capítulo, en qué biblioteca está. Esa es nuestra función, básicamente: acercar la información.

ES: No es solo juntar libros…

CLS: La gran diferencia es la recuperación de la información. Si no hay una estructura y una persona que la organice e investigue qué necesidades tiene la comunidad, no sirve para nada. Si la idea es esperar que la gente vaya espontáneamente, se termina muriendo.

ES: ¿Las dejaremos “morir”?

CLS: Si mañana cierra Boca Junior queman el obelisco, porque es una pasión. Apenas nacen los hijos les compran la camiseta, los llevan a la cancha y viven esa emoción compartida con amigos y familia. Lo mismo pasa con la escuela. Cuando cumple cien años lloramos junto a nuestros excompañeros, porque ahí pasamos una parte importante de la vida. Si cierra la Biblioteca Jauretche (Perú 823, CABA) casi nadie se enterará, porque no genera esa pasión ¿Por qué? Culpa de los bibliotecarios. Si aquella experiencia emocional interna la tuviéramos con el espacio biblioteca, no dejaríamos que lo “toquen”.

ES: ¿Cómo las revitalizamos?

CLS: Entregándoles herramientas para el desarrollo social de su comunidad. Para eso hay que estar atento a lo que ella necesita. Cuando propuse en la Jauretche que impulsaran el proyecto “San Telmo Recuerda, en fotos”, con la idea que los vecinos vayan a dejar sus fotos, se las escanearan, conversaran con ellos, les hicieran conocer el espacio para que se acerquen, los indujeran a ser socios… no había bibliotecario. Me atendió una chica amorosa que consultó y me informó que al Director no le interesaba. Luego de eso envié mails con la idea de lo que tendría que ser una biblioteca y me respondieron que sí, pero quedó en la nada… al final fue no. Porque no hay interés real de ser parte de la comunidad.

ES: Tendremos que crear una con esas consignas…

CLS: Si ya existe, diría que no lo hagan. No es solo acopiar libros donados o cedidos por editoriales que envían los que no vendieron o no les piden. Y si alguien dona, quizás son buenos pero nadie los solicita. Por eso sugiero, en primera instancia, ir a la biblioteca popular que ya existe, ser parte de ella colaborando de alguna manera o sea, sumándose a la acción. Hay que tener en cuenta que la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares -CONABIP- todos los años les brinda una excelentísima colección y da muchos descuentos para la Feria del Libro y eso debe llegarle a los socios.

ES: Si decimos biblioteca, en general, imaginamos un lugar donde casi ni se puede respirar para no molestar al otro ¿Es así?

CLS: La respuesta se la voy a robar a un colega chileno que no hablaba de usuarios, porque la gente no va a usar la biblioteca sino a experimentarla. Tiene que ser un lugar donde uno esté cómodo y tenga buenas experiencias, para que siga yendo. Poder sentarse en un agradable sillón, escuchar música si quiere, enchufar el teléfono, tomar mate. Con salas silenciosas y parlantes para compartir con amigos los libros o charlas. Esto sucede en la biblioteca de UNCuyo -Universidad Nacional de Cuyo-, Mendoza. Allí todo es circular, abierto, prestan las pizarras, las calculadoras… Hay chicos que están doce horas dentro de la universidad, si quieren dejan los bolsos, tienen servicio de audiolibro; cómodos.

ES: Pero si las antiguas perduraron en nuestros recuerdos, no debieron ser tan “malas”

CLS: Las bibliotecas se mueren si no se adecuan. La del Congreso (H. Yrigoyen 1748, CABA) tiene sala para chicos, salas parlante y silenciosa, con computadoras donde te asesoran cómo usarlas, tiene cinemateca y otra parte más clásica.

ES: ¿Qué debe hacer un bibliotecario para que eso suceda?

CLS: Primero un estudio de su comunidad y de los usuarios. Por ejemplo, consultando sobre qué tipo de información suelen buscar, dónde y cómo lo hacen; a partir de eso, un diagnóstico de lo que necesitan, luego enseñarles cómo buscar las páginas más importantes para cada tema que plantean. En San Martín de los Andes tienen una colección muy significativa sobre temas referidos a los Mapuches, porque a sus usuarios les interesa mucho y, en Traslasierra sobre comida orgánica y veganismo, ya que responde a lo que necesita esa comunidad.

ES: ¿Cuál es su función en la escuela?

CLS: Por currícula escolar, es ayudar a la maestra de Lengua y para la UNESCO es enseñarle al alumno a utilizar archivos. Por eso es importante llevarlo a alguna otra, con visitas guiadas, para experimentar. Es la herramienta que se le da para que, informativamente, sea independiente. Eso es fundamental y lo ayudará a ser más libre en su vida cotidiana. El Manifiesto UNESCO/IFLA sobre la biblioteca escolar, dice: “La biblioteca escolar…Proporciona a los alumnos competencias para el aprendizaje a lo largo de toda su vida y contribuye a desarrollar su imaginación, permitiéndoles que se conduzcan en la vida como ciudadanos responsables”.

ES: Sería una aliada y no una institución “lejana”

CLS: La biblioteca no es un aula con libros, es un espacio donde el alumno tiene libertad para decidir qué leer, qué escuchar, qué buscar. Además es el único lugar cooperativo en la escuela: el libro no es de uno, es de todos y hay que cuidarlo para que le sirva al otro; tengo que hacer silencio, porque otro está estudiando o pueden ayudarse para buscar una información. Tiene que ver con los valores y las actitudes, promoviendo conductas comunitarias. Lo más interesante de la docencia, es cuando todos compartimos la información de todos.

ES: Eso nos impulsaría a una comunidad responsable

CLS: Es un objetivo mundial, porque a través de las bibliotecas -como agentes de información- se puede promover el desarrollo social comunitario. La biblioteca del barrio tendría que estar en contacto con la gente, poniendo a disposición su sistema informativo para resolver sus problemas. Por ejemplo: dónde tramitar un documento, cómo anotar a los chicos en la escuela o sea, dando un servicio de orientación comunitaria.

ES: ¿Cómo explicarías para qué sirve la lectura?

CLS: Hay un texto que dice: Lee y espabílate. Lee para saber en qué calle estás, para tomar un remedio, para hacer una compra… vivimos leyendo. La función fundamental en los chicos es que desarrolla la imaginación, ya que permite idear algo que no existe porque es un cuento. Esa capacidad, luego la aplicarán para resolver una situación cotidiana o compleja. Por ejemplo: Se rompió la pata de la mesa: la tiro y compro otra o imagino y busco soluciones.

ES: ¿De qué forma la podemos incentivar?

CLS: Que nos vean leyendo o la lectura en voz alta. En el colegio, por ejemplo, les llevaba El Sol y les preguntaba ¿Se enteraron de tal noticia del barrio? Eso provocaba la lectura de la información. Cuando me pedían un libro, les decía que lo buscaran o lo hacíamos juntos en la computadora o en el teléfono. La idea es incentivar la información, para llegar al material que necesitan. A la lectura hay que naturalizarla leyendo un cartel o haciendo que me lean la receta mientras cocino, porque el libro es un producto hecho plenamente de cultura no es algo natural. El hombre no necesita un libro para vivir, necesita comida. Es lo más antinatural del mundo.

ES: ¿Cómo naturalizarlo?

CLS: En vez de regalar un celular, regalar un libro; en vez de poner los dibujitos, leer un cuento. Recomiendo ir a la biblioteca de sus hijos porque no son solo para los chicos, también los padres pueden sacar libros. Ir de paseo y pasar por la biblioteca, como algo cotidiano.

López Scondras es una entusiasta de su profesión, porque como ella bien dice: “La lectura es un acto de amor, los chicos se duermen cuando les leemos porque están tranquilos, se sienten protegidos y cuando son adultos recuerdan esas sensaciones y las repiten, para volver a sentirlas”.

                                             Texto y foto: Isabel Bláser

 

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