Sin Sentido
¿Qué es lo que no entienden?
Una trasgresión a la luz del semáforo, un momento de duda y el impacto fatal. Todo acabó. Quedará sonando el ruido de las sirenas, las voces de los testigos, los papeles, las pericias y tu sangre derramada. Un finísimo hilo te seguirá uniendo a la vida. Pero todo será inútil, porque todo acabó. En ese segundo, en ese preciso segundo, el silencio se hace infinito y ya nada puede hacer el hombre, ni la ciencia.
Alguien decidió sacar ventaja y pasar de todos modos, amparado en el arma mortal que conduce, con total desprecio por la vida humana. Alguien de manera arbitraria le puso punto final a una vida, sin importar a quién, a cualquiera, a quién sea. Incomprensiblemente, después del dolor inmenso que produce un golpe de esta naturaleza, parece que nos reponemos y seguimos como si nada hubiese pasado. La vida sigue para el barrio, mientras algunos recuerdan otros episodios similares en la misma esquina que, por otra parte, nunca se esclarecen.
Algunos comentarán: ¡¡Otro accidente!! ¡Es una chica…! ¿Qué le pasó? ¡Está tirada en el piso! ¿¡Otra vez en esa esquina…!?
Permanecerá el asombro en los vecinos, la indignación y los comentarios: quién cometió el error, quién se equivocó. Pero, con el objeto de tratar de ser objetivos, la ecuación es simple:
No respetar un semáforo + No dar prioridad al peatón = Muerte sin sentido |
Pero, afortunadamente, hay quienes trabajan por revertir esta realidad que tanto daño y dolor causa. Creada en 1990,Luchemos por la Vida es la primera organización sin fines de lucro que se fundó para trabajar por un cambio en la triste realidad de los accidentes de tránsito en Argentina.
Ellos manejan estadísticas sobre seguridad vial en el país y en el resto del mundo y las publican en su página web: http://www.luchemos.org.ar/es/investigaciones/prioridad-peatonal-asignatura-pendiente. Y otra vez sentimos sorpresa, por no decir estupor, al analizar los datos que revelan: “Estos accidentes son la causa de 22 muertos por día (cerca de 8.000 al año), más de 120.000 heridos por año y grandes pérdidas materiales (estimadas en U$S 10.000 millones por año)”.
De acuerdo a las cifras de 1996 (ver mapa), sobre un total de 7.864 en el país, en la Ciudad de Buenos Aires hubo 405 accidentes fatales y 3.356 en la Provincia de Buenos Aires. En 2013 (ver mapa), las cifras sobre un total de 7.896 en el territorio nacional, se produjeron 137 en CABA y 2.457 en la Provincia de Buenos Aires.
Es llamativo que en los 17 años considerados a nivel total del país, no se haya podido bajar, significativamente, el número de fallecidos por año en accidentes de tránsito. Imprudencia, desconocimiento de las normas de tránsito, abuso de alcohol y drogas, uso indebido de celulares, mal estado de calles y rutas, deficiente señalización, penas blandas y decenas de razones para explicar lo absurdo.
Apreciamos, por supuesto, la labor de las ONGs, que nos acercan los datos e implementan acciones de difusión, investigando seriamente sobre el tema. Una vez más, particulares ocupando el espacio de un Estado ausente. Pero aún confiando en la veracidad de los datos estadísticos, que ayudan a tomar verdadera dimensión de la importancia de este flagelo, pensamos que hay algo que ninguna estadística podrá explicar nunca: el dolor que producen estos accidentes. ¿Cómo se mide? ¿Cuánta angustia ocasiona cada uno de esos 22 muertos por día y más de 12.000 heridos por año? Y aún más, ¿tiene sentido preguntarse eso e intentar siquiera ponerle una cifra? ¿Por qué cada uno de nosotros no actuamos responsablemente y tratamos de evitar que sigan sucediendo?
“En última instancia, es nuestra concepción de la muerte la que decide nuestras respuestas a todas las preguntas que la vida nos hace”,Dag Hammarskjöld.
María Ángela Varela
Agradecemos la colaboración de Fabián Rabuffetti