Siringa

En el Parque Lezama, sobre la barranca, hay un templete grecorromano custodiado por cuatro esculturas: “El Invierno”, “La Vid”, “La Primavera” y “Palas Atenea”. Dentro del templete se encuentra la escultura “Diana Fugitiva” o “Siringa”, realizada por Louis Vinieux en mármol de Carrara.

En la mitología griega Siringa era una náyade (ninfa de los cuerpos de agua dulce). Cuando el Dios Pan la vio, se enamoró de ella y empezó a perseguirla. Ella, para escapar, se tiró al río y pidió ayuda a sus hermanas ninfas que, para que Pan no la encontrara, la convirtieron en un cañaveral.

Lo único que el Dios Pan pudo hacer, fue abrazar esas cañas. Cuando escuchó el ruido que hacían con el viento, embelesado, se le ocurrió crear la Siringa, el instrumento musical más conocido como zampoña, que consiste en varas flautas paralelas unidas.

En estos tiempos de logros feministas, seguramente la suerte de la Siringa hubiera sido otra. Pero su asentamiento en el templete del Lezama dista de ser pacífico y apacible. Innúmeras veces ha sido pintada, usada para montarse sobre ella, grafitada, quebrada. A veces pudo ser restaurada en el mismo parque; otras, su grado de deterioro hizo necesario trasladarla al MOA. Por eso, nuestra Siringa -según me cuentan- fue retirada del Lezama pintada y con su base llena de materia fecal, hecho que alimenta la intención de retenerla en el MOA el mayor tiempo posible, dado que las continuas limpiezas hacen perceptibles pequeñas fisuras y “peladuras” en el mármol, que ya no resiste el tratamiento que se le da. Les pido vean las fotos donde se ve claramente el deterioro.

Realmente no sé si cabe pensar estos hechos como consecuencia lógica de los graves problemas sociales que afronta el país, que en el mejor de los casos llevará mucho tiempo remontar. Porque, si así fuera, deberíamos buscar la forma de salvaguardar “hasta que aclare” el bellísimo patrimonio en el espacio público que corre serios riesgos de desaparecer.

El MOA (Monumentos y Obras de Arte) tiene asiento en el Parque Tres de Febrero, muy cerca del Jardín Japonés. Hace alrededor de un año, se le hicieron refacciones para que las esculturas retiradas del espacio público fueran restauradas a la vista del público. Es fascinante ver volver a su estado original obras de arte con quebraduras, robo de partes, roturas, la mayor parte de las veces por el simple placer de destruir algo bello.

Texto y foto: Graciela Fernández

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2 Respuestas

  1. I dice:

    Mencionan 4 estatuas pero hay 5 y supuestamente una 6ta perdida que si bien no está, se nota el espacio cuadrado en la tierra..

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