Solidaridad sinónimo de Bombero

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Esta profesión que tiene mucho de riesgo y responsabilidad pero también de amor y solidaridad, hace que las personas que se dedican a ella sean respetadas y queridas por la comunidad.

A fin de entender un poco más lo que lleva a alguien a relacionarse con esta actividad, le preguntamos a un vecino que se dedica a ella, pero que pidió no dar su nombre y apellido (ya que para cualquier nota periodística se necesita solicitar autorización por escrito a la Jefatura de la Institución a la que pertenece).

Quisimos saber: ¿Por qué alguien elige ser bombero? Y nos respondió que algunos tienen familiares que son o fueron bomberos y crecen yendo a los cuarteles con sus padres o sus hermanos mayores. Es ahí donde se van impregnando -sin darse cuenta- de la labor que realizan y se nutren de esas vivencias de los mayores (los incendios y la tarea cotidiana). Comienzan una espiral difícil de deshacer y muchos terminan eligiendo esa actividad.

Lo que se piensa muchas veces es: ¿Porqué alguien está dispuesto a arriesgar su vida para ayudar a otros? A esto, nuestro vecino, responde que la tarea del bombero es compleja y deben estar preparados profesionalmente  para dar diferentes tipos de respuestas operativas que solucionen las emergencias. Generalmente no es necesario arriesgar la vida, pero a veces las soluciones de manual se acaban y es necesario pasar el límite y es allí donde puede peligrar la vida de uno, pero -obviamente- es mejor que el bombero no esté en peligro, así puede cumplir mejor y más eficientemente su función.

También nos preguntamos: ¿En qué momento o por qué motivo se decide ser bombero y qué piensa la familia ante tal inclinación. Entonces, nos cuenta que cuando tenía doce años su hermano mayor ya era bombero, eso hizo que no explorara -en ese momento y hasta los 17 años, cuando ingresó a Bomberos- otra posibilidad. Podríamos decir entonces, que entró en la espiral bomberil, sin darse cuenta. Pero también comenta que a esa edad no se tiene un abanico amplio de posibilidades de elección o no se las conoce, entonces se encamina de acuerdo a lo que ve a su alrededor. Así, generalmente, el hijo del médico quiere ser médico o el del abogado quiere ser abogado. En ese sentido su familia ya lo tenía naturalizado, porque el hermano más grande era bombero y el que seguía en la lista, también o sea que no hubo mucho reparo ante la decisión tomada.

Los tiempos de los bomberos, a veces son incompatibles con otras actividades por eso nos interesó saber si tiene otra profesión y cómo organiza sus tiempos y nos dijo que  lleva 31 años de servicio en un cuerpo oficial y como la paga no es de las mejores (los de los cuerpos oficiales tienen sueldo, los voluntarios no cobran), en general todos tienen otro trabajo. En su caso también fue cortinero, vendedor de carnes, contratista, techista, doble de riesgo, buzo recuperador, entre otras actividades. Actualmente le faltan pocas materias para recibirse de Licenciado en Ciencia Política en la UBA y proyecta -para el año que viene- vivir en Misiones, descansar y disfrutar del río. Y agrega que su vida es siempre una carrera contra el reloj, que necesitaría una autobomba para llegar a todos lados tocando sirena porque va a la facultad cerca del barrio (del otro lado de la Av. 9 de julio), pero su cuartel está en la otra punta de la ciudad, su papá vive en Floresta y su hijo en San Isidro.

Queremos saber también qué se siente en una situación extrema y qué se hace con el miedo en esas circunstancias y él -simplemente- nos dice que el miedo siempre existe y está bien que eso pase. Los viejos bomberos -que le enseñaron y le trasmitieron sus vivencias- le decían que el que no tiene miedo está loco. Y agrega que el miedo ayuda a mensurar, medir, clasificar y ordenar las acciones porque es la conexión con la realidad, con lo que pasa en el momento, es el resorte que hace que uno se cuide y haga las cosas lo mejor posible tanto para si mismo como para la víctima, a la que debe rescatar con el menor daño posible.

Para terminar agrega que tiene 48 años y no es rico en posesiones materiales pero sí en vivencias que le recuerdan que -afortunadamente- pudo ayudar a mucha gente y que es consciente que hay algún tipo de “circularidad” en la vida que hace que otros muchos, también lo hayan ayudado. Por eso, no necesita mucho más y si hoy tuviera que elegir como lo hizo a los doce años, ya conociendo la amplia gama de posibilidades u ofertas que nos da la vida, elegiría de nuevo ser ¡¡Bombero!! …Y nosotros le agradecemos que así sea.

                                                                                                          Isabel Bláser

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