Tai Chi Chuan en el Lezama
“Con esta disciplina, el cuerpo se siente cómodo”
Los sábados a las 10 de la mañana en el Lezama, es la cita que propone el Centro San Bao para que los vecinos santelmeños puedan experimentar -gratuitamente- la práctica del Tai Chi Chuan, disciplina de origen chino. Estas clases al aire libre, con el paisaje entrañable de uno de los parques más importantes de nuestra ciudad, ofrecen una actividad suave y lenta de un arte marcial que viene desarrollándose hace cientos de años.
Martín Toniatti, quien está al frente de la clase, transmite a los alumnos la teoría de los ejercicios y la forma de entrenar tanto el cuerpo como la respiración y la mente. Nos dice que “no hace falta condición física y que el único compromiso para la persona que asiste, es con ella misma”. Y agrega que “el Tai Chi, por las características de sus movimientos lentos y pausados, hace que estos se vuelvan conscientes permitiendo -de esta manera- tal grado de concentración que lo hace terapéutico integralmente o sea tanto física como mentalmente”.
Cuando uno los observa, la imagen que reflejan es la de personas desconectadas del entorno, con una gran coordinación grupal. Se los ve ensimismados en los movimientos que realizan lentamente, como aislados del tiempo y espacio, dando una imagen calma pero contundente.
Cuando le preguntamos si es difícil lograr esta coordinación, Martín contesta que “Con el Tai Chi, el cuerpo se siente cómodo. Primero parece un lío, pero luego empieza a fluir porque uno incorpora a su cuerpo y espíritu la disciplina”. En cuanto al beneficio que produce su práctica, el profesor añade que “las personas con muchos problemas, muestran a través de su cuerpo esas vivencias. Por ejemplo, encorvándolo o teniendo permanentemente los hombros levantados y tensos. Cuando, por medio del Tai Chi u otras disciplinas similares, logren ´despojarse´ de esa postura corporal eso los llevará también a sentir un bienestar integral. Primero uno trabaja con el físico o sea con el afuera, para lograr las posturas de la disciplina, pero la concentración hace que el cuerpo interactúe con el adentro permanentemente consiguiendo, así, la armonía tanto interior como exterior. Este dualismo del Yin y el Yang juega un rol importante al alimentarse permanentemente uno con otro, produciendo el equilibrio”. Y también señala que “la respiración profunda abdominal es parte importante de este Arte. Debe fluir naturalmente y se adaptará a los movimientos, sin esfuerzo”.
Varios de sus alumnos, al terminar la clase, reafirman estos conceptos. Daniel nos cuenta: “Soy ansioso, porque la mente es como un tren carguero, pero me he ido serenando porque esta práctica me energiza, no me cuesta hacerla y me ayuda porque queda como impregnada. Uno la atesora”. Mónica, por su parte, hace hincapié en que “es uno el que tiene que buscar su propio equilibrio, no hay recetas mágicas pero el Tai Chi es una disciplina que permite, a través de los movimientos lentos y relajados, que la mente esté atenta a ellos y logre coordinarlos”. Teo agrega que “primero, cuando venís a la clase, estás pendiente de lo que dice el profesor pero luego es una búsqueda personal hasta lograr sentirse equilibrado”.
Nos despedimos sabiendo que los veremos otro sábado en el parque, pero ya sin lapicera ni papel y sí con ropa cómoda, para sumarnos al grupo y poder experimentar en cuerpo y alma lo que ellos logran en cada clase.
Isabel Bláser