Tan fácil como agarrar un pincel y ponerte a pintar
El “look” venido a menos de nuestro barrio, no es novedad. Graffitis sin arte (tags -que son las firmas-), veredas rotas, luminarias dañadas y árboles en desgracia le dan un aspecto lúgubre y peligroso a un Casco Histórico que debería lucir.
Eso mismo pensó Stephen Woods, vecino escocés, que hace una década está radicado en la zona. “Vivo en la calle Chacabuco y esa es mi vía principal para ir al mercado, tomar un cafecito y salir. Hace diez años que camino por esta calle y me deprime tanto. Tengo dos chicos y me da vergüenza pasar con ellos por todo lo sucio y, además, la delincuencia ¿Que voy a hacer? ¿Me amargo y no hago nada o lo cambio? Alguien tiene que poner la ´guita´. Bueno, la pongo yo porque me hace mucho más feliz pagar y tener esto lindo que ver todos los días esa realidad. Ese fue el gran objetivo”, nos dice.
Stephen se dedicó al reciclaje arquitectónico por muchos países en Europa y trajo la experiencia de la preservación.
Comenzó pintando las fachadas y plantando árboles en la calle Estados Unidos, para ver si era posible “levantar” una cuadra entera, varios frentes al mismo tiempo y probar si hay más respeto y menos graffitis. Stephen evalúa: “Ahora tiene menos pintadas y está más prolija que cualquier otra de San Telmo”.
Una vecina de esa cuadra, entre lágrimas, cuenta “Tocó el timbre y me dijo ¿Le molesta que le arregle la vereda y le pinte la fachada? Yo no lo podía creer, tengo muchos problemas y que venga alguien, sin esperar nada a cambio, a decirme que venía a ayudarme porque sí, a dejar mi casa más linda, me pareció un milagro”. Esa misma vecina, cuando resolvieron hacer una cuadra nueva, aportó pinceles para la causa.
Luego el proyecto se extendió a otra más (Estados Unidos, entre Bolívar y Perú). Mientras hacemos la nota en la calle, pasa otra vecina le da un beso y le avisa “van a venir dos vecinos más”.
“En esta cuadra no era posible solamente pintar las fachadas, estaba tan destruida que hemos tenido a dos personas trabajando por dos semanas haciendo un tramo, que si no se hacía no valía el esfuerzo. La preparación fue revocar, restaurar las molduras, sacar los yuyos, arreglar azulejos y faroles en las casas antiguas. Estamos organizando cinco equipos de cinco personas, con uno liderando en la pintura que tenemos comprada. En un día se hizo todo y con colores bien armonizados con lo que es el Casco Histórico. Investigué y no hay una lista exacta, pero predominan el blanco, gris, amarillo”, nos cuenta Stephen.
Agustín es uno de los vecinos que se sumó a la movida y es parte del equipo organizador. Él nos dice que “La idea fue restaurar visualmente el barrio y que todos participemos en eso. Tuvimos resistencias, algunos nos comentaban ¿Para qué van a pintar si en dos minutos va a estar pintado encima de nuevo? Algún frentista dijo que no quería colaborar y al final terminó sumándose. Entre los que quisimos somos seis y lideramos, después se sumaron otros 20”.
Cómo hacerlo
“Es tan fácil como agarrar un pincel y ponerte a pintar” resume Javo, dueño de Yauss Club Cultural (Estados Unidos 509).
Agustín, invita “Salgan a la puerta y si no les gusta lo que ven, lo tienen que transformar. Después es aportar latas de pintura, podes sumar el rodillo que tenés o restaurar el pincel viejo; otros fuimos a buscar una pinturería, que un poco nos solventó y nos hizo un buen descuento y salimos a hacer. También hubo una inversión económica (de, aproximadamente, veinticinco mil pesos para toda la cuadra) de Stehpen y algunos comerciantes para hacer la parte gruesa y contratamos a dos chicos, con seguro, para hacer ese trabajo. Con que nos vea la siguiente cuadra y la anterior y lo hagan también estamos hechos, buscamos eso nada más”.
La acción gubernamental y de las organizaciones
Por ley, las veredas le corresponden al frentista y en caso de que las rupturas fuesen hechas por empresas, existen canales para denuncias (ver El Sol #…). Por otro lado, el barrio es de los vecinos no de los gobiernos de turno.
En este sentido, Stephan reflexiona: “Tengo mucha frustración con el mundo de la preservación. Vas a otros lugares y las principales organizaciones de conservación no se quejan, hacen. Acá no tienen el apoyo, ni la afinidad con la gente. En la Ciudad piensan que son ´amargos´ que se quejan, entonces pueden ignorarlos. No lo pueden hacer con Greenpeace o Un techo para mi país, porque la gente tiene mejor percepción de ellos.
Consulté el tema de los colores, pero son muy fundamentalistas. Te dicen ¿Tenés el permiso? Pero, pero, pero… y se traba todo y no tengo energía para lidiar, porque termina en eso: trabas.
Este es un barrio muy ´apretado´ y no tiene apoyo del Gobierno. No estoy conforme para nada con el modelo de conservación en el barrio, hay buena gente pero todos atrás de la compu haciendo denuncias.
Acá la gente no cuida sus bienes. Los comerciantes que no viven acá no cuidan. No conviven entre ellos, por ejemplo los anticuarios y los gastronómicos no se ponen de acuerdo.
Uno de los motivos para hacer este proyecto es ver el impacto, sacamos fotos. Es hacer, es cuidar, es hacer tu parte para arreglar tu puerta y plantar tu árbol. Si todos hacemos eso, tenés otro barrio.
Por otro lado, si le dicen al Gobierno ´me das los fondos y arreglamos el Casco Histórico´ este dice que sí, se saca el proyecto de encima. Pasa en otros países, por poco dinero puede venir una organización y poner el Casco muy lindo, sin problemas.
He enfrentado críticas. Hace un año arreglamos el cantero frente a la comisaria, yo pague por eso y vino un tipo y me empujó con el mensaje ´andate de acá´, porque yo era extranjero que estaba metiéndome en el barrio, haciendo en el barrio. Es más fácil la denuncia y la linda charla con debate. Te escuchan y sos un grande, un intelectual y no hacen. Me invitaron a ser panelista y todos tenian una opinión negativa, porque soy extranjero. El problema no es el conocimiento de los problemas, sino las propuestas para arreglarlos: puerta por puerta, casa por casa, cuadra por cuadra, manzana por manzana.
Frente al mercado, ese es otro tramo que con poco dinero entre vecinos y comerciantes se puede poner como ´un lujo´ y otra vez ser el centro de San Telmo, pero en este momento es una cuadra fea, con las veredas rotas y los borrachos ahí”.
Sumarse
“Los borrachos de esta cuadra, ahora, son los primeros que la cuidan”, comenta Javier después de la recuperación.
Es hora de sumar, de integrar a los adolescentes y dar pertenencia ¿Qué pasa si es el club el que pinta las fachadas? ¿Los hinchas escribirían sobre el trabajo hecho? La murga que convoca a 200 vecinos ¿Sería capaz de cuidar el barrio?
Ese es el desafío.
Carolina López Scondras
Contacto StephenWoods: www.interestingproperties.com