Ahora hay teatro comunitario en San Telmo
El arte es un derecho de todos
Por Isabel Bláser y Diana Rodríguez
Desde el sábado 5 de mayo San Telmo tiene su propio grupo de teatro, abierto a todos los vecinos y totalmente gratuito. Por el momento, las reuniones se realizarán los sábados a las 14hs. en el anfiteatro del Parque Lezama, hasta que puedan acceder a un lugar cerrado para que el proyecto continúe durante el invierno.
María de la Paz Perez y Silvina Tenorio son las impulsoras de esta original convocatoria, en el barrio. Ambas son ex alumnas del Normal Nro.3 y profesoras de teatro, egresadas del IUNA. Después de mucho tiempo se volvieron a encontrar a través de facebook y entonces comenzaron a imaginar cómo plasmar esta idea al observar que San Telmo no tenía su grupo de teatro (como sí lo tienen La Boca, Barracas y Chacarita; por ejemplo). Después de una campaña a través de mails, volantes y, sobre todo, por medio del “boca a boca”, pusieron como fecha para el comienzo de esta aventura barrial, el 5 de mayo. Grandes y chicos, músicos, maestras, amas de casa, curiosos, etc., se juntaron en una tarde soleada: “Nuestro objetivo es armar una obra que hagan los vecinos, para estrenarla a fin de año. La idea es que los participantes realicen todo lo relacionado con ella por sí mismos, como si fuera la transmisión de la memoria colectiva”, señala Silvina.
Desde que armaban obras de teatro para recaudar fondos para el colegio, estas dos actrices están unidas por el afecto y la vocación por el teatro y lo social. “El teatro comunitario surge como una necesidad de las personas que pertenecen a un barrio, a una región determinada, para reunirse, agruparse y comunicarse a través del teatro. Es un tipo de manifestación y expresión artística que parte de la premisa «El arte es un derecho de todos”, explica Tenorio. Y agrega: “El Teatro Comunitario es de y para la comunidad, un teatro de vecinos para vecinos, es un espacio para la voluntad de hacer o de construir. Los grupos de teatro comunitario no tienen ningún tipo de afiliación política o creencia religiosa”.
“Sin el componente afectivo, sería difícil concebir al teatro comunitario”, señala María de la Paz. “Se trabaja desde la inclusión y la integración, por lo tanto es abierto a toda persona que se acerque y quiera participar voluntariamente. Así se crearán lazos sociales, tanto entre la gente que vive en el barrio como con aquellas que tienen un afecto por el lugar”.
Como toda creación artística, el teatro comunitario es transformador en tanto congrega a los vecinos actores a pensar, compartir, expresar, debatir y estimular ideas y acciones. Cumple la función de rescatar identidades, producir encuentros, inducir a la comunicación, recuperar las historias del lugar y mucho más. A través de esta movida, se vuelve al barrio como un espacio vital, invitando a los lugareños a habitar sus calles y sus plazas sin prejuicios. La intención es que los vecinos “trabajen” con el arte para su propia comunidad. Las artes plásticas, la música y la actuación son pilares de este acontecimiento.
“El teatro comunitario es autoconvocado y de autogestión. Si bien se suele pedir subsidio para estar legitimados, para que se reconozca su valor social y su incidencia en la recomposición del entramado social, todo depende de la interacción que se logre entre los vecinos”, sintetiza Silvina. Y coinciden -una vez más- cuando nos transmiten que “concretar este sueño es muy fuerte para nosotras porque somos amigas, aunque nos sentimos hermanas. Nuestro objetivo común es ayudar al otro a través del teatro”.