Un bicentenario importante en la historia del Colegio Nacional de Buenos Aires.

En su edición del 24 de diciembre de 2021 El Sol de San Telmo publicó una reseña titulada “La de las Luces, una Manzana con vocación educativa”. Allí se mencionaba que, en la sucesión de cambios de nombre que va desde el Colegio Grande de la Compañía de Jesús al actual Colegio Nacional Buenos Aires, varias habían sido las denominaciones de la institución, así como también los organismos públicos de que dependía y, naturalmente, sus programas y enfoques pedagógicos. 

El 23 de abril de 1823, hace ahora 200 años, tuvo lugar uno de esos cambios cuando, en el marco de la renovación institucional educativa propuesta por el Gobernador Martín Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia, se crea el Colegio de Ciencias Morales, que reemplaza al anterior Colegio de la Unión del Sud. El de Ciencias Morales debía acompañarse con la creación del Colegio de Ciencias Naturales, proyecto este que no se concretó.

En términos edilicios, el aspecto del Colegio de Ciencias Morales no debe haber sido muy diferente del de sus predecesores, ya que las reformas importantes se hicieron muchos años después de su fundación. Acuarela de Lola Frexas inspirada en la reconstrucción realizada ´por el Arq. De Paula en la que se representa el aspecto de la manzana comprendida por las actuales calles Perú, Alsina, Bolívar y Moreno al ,momento de la expulsión de la Compañía de Jesús. El colegio se ve en primer término, junto a la iglesia y con ingreso por el lado del atrio.

La propuesta educativa estaba asociada al proyecto renovador (y laicista) liderado por Rivadavia y se asociaba a otras instituciones contemporáneas, como la Universidad de Buenos Aires (fundada en 1821), de la que pasaron a depender tanto las escuelas elementales como la Escuela Normal, fundada en 1825 para la formación de maestros, siempre dentro del sistema lancasteriano, con énfasis en lo que se denominaba “la enseñanza mutua”.  El Colegio brindaba la preparación necesaria para encarar luego los estudios universitarios.

Las primeras autoridades del Colegio fueron Miguel Belgrano, nombrado Rector; el presbítero Martín Boneo, Vicerrector y Luis José de la Peña, quien desempeñó el cargo de Prefecto de Estudios. En 1825, al fallecer Miguel Belgrano, ocupa ese cargo Miguel de Irigoyen.

Retrato en miniatura de Miguel Belgrano . Acuarela sobre marfil de autor anónimo conservada en el Museo Histórico Nacional.
Designación de Miguel Belgrano consignando su cargo y sueldo como Rector, firmada por el Gral. Juan Gregorio de las Heras el 9 de setiembre de 1825, muy pocas semanas antes de su fallecimiento, que ocurrió el 26 de octubre.

El Colegio era arancelado, pero se organizó un sistema de becas, financiadas por el gobierno de la Provincia, destinándose 12 becas para los hijos de “ciudadanos beneméritos”, 20 para hijos de oficiales del Ejército y se concedían, además, 6 becas para cada provincia. Este sistema de becas terminó siendo ruinoso para la institución, ya que el número de becados era siempre muy alto en proporción a la población total de alumnos y requería fuertes aportes del erario público por lo que, en el año 1828, el gobernador Manuel Dorrego lo deroga.

En 1829, durante la gobernación del General Juan José Viamonte, el Colegio de Ciencias Morales fue asociado al Colegio de Estudios Eclesiásticos para conformar una nueva institución que se denominó Colegio de la Provincia de Buenos Aires, que tuvo corta vida ya que, por problemas económicos, fue cerrado en 1830 por resolución del gobernador interino General Juan Ramón Balcarce.

Para ingresar al Colegio se debía tener más de 10 años y haber completado la escuela elemental. El régimen era muy estricto, ya que funcionaba con carácter de internados y los alumnos debían levantarse a las 5:30hs. en verano y a las 6:30hs en invierno. Debían asearse y rezar a la mañana y a la noche y las actividades eran sumamente intensas, comprendiendo la asistencia a clases (incluidas las de gimnasia y música) y a las conferencias que se dictaban en la Universidad.

Entre los alumnos de esa época, que luego tendrían destacada actuación en la vida pública, puede mencionarse a Esteban Echeverría, Vicente F. López, Miguel Cané (padre), José Mármol, Félix Frías, Carlos Tejedor, Marco Avellaneda y Marcos Paz. Entre los estudiantes del interior que no lograron ingresar (no por falta de méritos sino por falta de “padrino” que impulsara el otorgamiento de la beca que solicitaban) se destaca Domingo Faustino Sarmiento. ​Juan María Gutiérrez fue otro alumno sobresaliente que ocupó numerosos cargos a lo largo de su dilatada carrera de hombre público, que incluye su desempeño como Rector de la Universidad de Buenos Aires entre 1861 y 1874, en la que introduce numerosas reformas que son el inicio del desarrollo de la institución tal como se la conoce hoy en día.

                                                                       José Sellés-Martínez

Fuentes de información:

Etapas históricas de la educación argentina. Ramallo, José María. Disponible en http://argentinahistorica.com.ar

Un documento inédito de Miguel de Belgrano. Belgrano, Miguel y Rossi Belgrano, Alejandro. Disponible en https://issuu.com/belgranianos/docs/revista_belgranianos_14/s/14005779

El Colegio Nacional de Buenos Aires. Brandáriz, Gustavo. Disponible en http://repositoriouba.sisbi.uba.ar/gsdl/collect/libuba/index/assoc/HWA_841.dir/841.PDF

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