Una experiencia de música electrónica con un sonido diferente

Calavera Acid Tango.

Siete años atrás, “Pali” Recanatini (bandoneonista y alma máter del grupo de tango electrónico) hizo un viaje que le cambió la vida. Fue a Jujuy durante el Carnaval y allí conoció a Adeline Rognon, fotógrafa francesa de paso por el NOA, su novia desde entonces. Allí también compró su primer instrumento, un charango. “Me cautivó la manera en que los norteños disfrutaban de su música, su baile, sus comidas”, cuenta Pali  (40), en su loft de Perú al 700, CABA.

Invita mate con masitas secas, mientras recuerda su infancia: “En mi casa siempre se escuchó mucha música. Mi padre es un electricista un poco loco, capaz de inventar un satélite o un robot. Solía hacerme juguetes con la computadora: era la época del Mecano, que conectaba a la Commodore 64”, explica Pablo, bautizado “Pali” por su hermana menor, Luisina, cuando apenas hablaba. Desde entonces es conocido por su sobrenombre.

“De chico vivía en Alsina al 1500 y, años después, vine a vivir con mi hermano a Perú y Garay. Siempre nos gustó San Telmo por lo que guarda de barrio y su intensa movida cultural”, señala el músico que se autodefine como “muy porteño y muy santelmeño”.

Fanático de Eduardo Arolas y Astor Piazzolla, conoció el bandoneón de grande, a los 35. “Estábamos con mi novia en el bodegón Desnivel y de pronto entró un músico tocando a la gorra. Fue amor instantáneo”. “Yo quiero hacerlo”, se dijo a sí mismo. Así y con el apoyo incondicional de Adeline, vendió sus instrumentos para comprar su primer bandoneón. “Tuve la suerte de encontrar un profesor ¨grosso¨ como Javier Sánchez, quien tocó diez años con Rodolfo Mederos. Con él estudié un año y medio, hasta que se fue a vivir a Estados Unidos. Luego seguí solo, como autodidacta. El fuelle se mueve para todos lados y cada movimiento lo hace llorar o gritar de distintas maneras”, sostiene Recanatini.

Lo suyo siempre fue recrear sonidos. Empezó a investigar la música electrónica de los años setenta, cuando se crearon los primeros sintetizadores. “Me entusiasmó la idea de generar sonidos desde cero; toda la ingeniería previa a la composición. Con el sampler podés recrear el canto de pájaros, lluvia, violines, bombos, lo que se te ocurra”, afirma el artista.

“En mi generación el tango está influido por el rock, pero nosotros estamos más vinculados al hip hop”, sostiene Pali quien conoció a su compañero, Nicolás Dworniczak (piano y sintetizadores) por una amiga en común. Con él armó “cooperativamente” Calavera Acid Tango, hace tres años. “Nuestra premisa inclaudicable es tocar en las milongas. Estamos a disposición de los bailarines”, continúa Pali. Y Nicolás (29), agrega: “Fuimos el primer grupo en entrar en las milongas barriales, una vez por semana”.

Una noche coparon La Catedral Club (un salón ubicado en Sarmiento al 4006, CABA, donde todo se hace “a pulmón”) y luego el “Indio” Benavente les dio un espacio en su milonga de los domingos, en la Plaza Dorrego. A pesar de no ser del “mismo palo”, cuentan que el bailarín -más ortodoxo- dijo: ¨No es mi estilo ¡Pero cómo bailan los jóvenes con ustedes!¨.

En YouTube se puede ver el potente video “La última jugada”, donde Calavera comparte la escena con tres bailarines (de la compañía Tango Freestyle). Aún antes de conocer a su novia, Pali ya era fan de la música francesa, especialmente de Jean Michel Jarre. “El tango ha sido influenciado por músicos de todo el mundo” asegura el bandoneonista.

Nicolás destaca que, al no tener cantantes fijos sino invitados, el “sampleo” le permite crear una voz robótica, con un “vocoder” (que viene de “voice coder”, decodificador de voz que se usaba en la Segunda Guerra Mundial). “En los años cincuenta se empezó a usar artísticamente y fue creciendo hasta llegar a la música electrónica de hoy. Y nos resulta interesante introducir esta técnica en el tango”, afirma Dworniczak.

“La idea es generar una experiencia envolvente, como si fuera la banda de sonido de la milonga”, define el pianista y adelanta que están a punto de cerrar algunas fechas para tocar en Nuremberg (Alemania), entre abril y mayo de 2019. Por lo pronto, Calavera Acid Tango se presentará el 13 de septiembre en Dottore Malatesta (Chacabuco 917, CABA) con un show, como cierre de la noche.

Texto y foto: Diana Rodríguez

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