Una profesión solitaria
Por Clara Rosselli.
Ignacio Sourrouille es artista plástico y fotógrafo. Trabaja en medios gráficos, con el Fondo de Cultura Económica y es autor de los murales de Humberto Primo y Bolivar y el de San Juan y Bolívar. Es vecino de San Telmo desde hace quince años. Según nos comenta, las artes visuales son, para él, profesiones solitarias. Como pintor, elige los momentos en que sus hijas y esposa no están en casa para entrar en “trance”. Abajo transcribimos la charla que El Sol tuvo con este interesante artista:
¿Cómo fueron tus comienzos? ¿Estudiaste Bellas Artes? ¿Hiciste cursos? ¿Sos autodidacta?
Con la pintura fui autodidacta, no estudié en Bellas Artes. Empecé con oleo sobre tela y luego fui experimentando. Con la fotografía, hice un curso pero, como todo oficio, se aprende “con horas de vuelo”. A los 17 años tuve mi primera cámara y así empecé. Luego me hice profesional.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Amo la fotografía. Me gusta entrar en trance, que es un momento mágico y de concentración cuando no estás hablando, no estás muy consciente de lo que haces y sin embargo estas conectado. Es estar solo. Es como mirar el mar, que fluye, te dejas llevar, pensás cosas. Lo que más me gusta de cuando voy a sacar una foto es decir a quien retrato: “Ustedes hagan su trabajo y yo hago el mío”. Es una especie de poder que se tiene sobre el fotografiado. Siempre veo de afuera. Es como si no estuviera, me gusta. Esa sensación te evanece bastante. Sin embargo, ahora estoy tratando no pensar sólo en lo técnico y en tratar de conectar con el exterior. En fotografía, a la decima foto que le sacás a alguien, fotógrafo y fotografiado empezamos a fluir. Ese es mi viaje personal. Yo quiero estar conectado con la gente a la que le saco fotos. Lograr la conexión con el fotografiado. Además la fotografía te hace salir, conocer gente nueva, lugares nuevos.
Me gusta “ensuciarme las manos”. En las fotos analógicas podías “tocar” las fotos, era más artesanal el trabajo. En eso la pintura no cambió mucho. De todas maneras lo importante es lo que digas. En fotografía a mi me gusta el retrato. Antes sacaba fotos “sociales” (casamientos, cumpleaños, eventos, etc.) y luego me empezó a importar poco ese tipo de foto. Además, económicamente pude dejarlo de lado. Ya a los cuarenta no cabía. Me di el gusto de poder elegir algunas cosas. Cuando tenía veinte años quería ser reportero de guerra. Ahora ya no. En diez años te va cambiando mucho la cabeza.
Me gusta el atrevimiento de la fotografía, tener que estar siempre rompiendo las bolas, sin importar el que dirán. Y también me gusta la intriga de si saldrá o no saldrá. Es algo que no podés agarrar, algo que esta librado al azar, algo de inconsciente. En pintura, y estoy convencido de esto, es que tiene que haber una ideología, un deseo, tenés que tener algo para decir.
¿Pensás que existe una relación entre la personalidad y la elección del tipo de trabajo (en este caso solitario)?
Sin duda hay una relación entre una y otra y es un buen pretexto para encontrar algo en que ser útil. Si trabajase en algo que no me gustase la estaría pasando mal. Estar solo para mí es fundamental, lo mismo que tratar de mantener el equilibrio. Y aún así, la fotografía me de la posibilidad de conocer cosas y gente nueva. Es una filosofía de vida y no pasa por estar solo.
¿Pensaste alguna vez en cambiar de profesión o te sentís cómodo con la fotografía?
Estoy cómodo. Todo es una construcción y los cambios llevan tiempo. Es como un viaje, uno pasa por todos los estados.
¿Cuáles son los aspectos positivos y los negativos de trabajar solo?
Positivo: manejar tus tiempos es espectacular, es impagable.
Negativos: No cobras aguinaldo ni vacaciones y la culpa la tenés vos.
¿Viviste siempre es San Telmo?¿Por qué lo elegiste?
San Telmo es contradictorio pero es lo que mas me gusta. El barrio tiene esa cosa de barrio con mucha vida nocturna pero además es quedó como barrio clásico. Es un barrio vivo y que tiene acción.