Unidos por la sangre y el amor al prójimo

Gilberto y Ramón Ferreira Benitez son dos hermanos paraguayos dedicados, de una manera u otra, a la entrega en cuerpo y espíritu por la solidaridad y ayuda comunitaria.

Beto (67) -así lo conocemos todos- está radicado hace más de 41 años en nuestro país y, desde hace mucho tiempo, es vecino y un permanente colaborador de la Parroquia de San Telmo. “Me dedico a la restauración y generalmente doy clases de dibujo y pintura en mi taller de Belgrano, pero este año la actividad fue nula. Soy también Presidente del Movimiento Pesebrista y dicto clases de Pesebrismo en la Parroquia Madre Admirable (Arroyo 931, CABA); para el año próximo, esta actividad quiero realizarla aquí en la Parroquia, para ayudar también al barrio de San Telmo al cual pertenezco”, dice a modo de presentación.

¿Cómo fue que tu hermano y vos coincidieron en el trabajo para la Parroquia?

® Ramón (54) es sacerdote y el menor de la familia de diez hermanos. Está aquí colaborando, circunstancialmente, con el Padre Eduardo Graham hasta que pueda volver a Suiza donde está como Capellán en un hospital, ya que viajó antes de la pandemia y tuvo que quedarse por razones de público conocimiento.

Por otro lado, el Padre Eduardo viene poco porque está con licencia por el fallecimiento de su madre -aunque dirige desde donde reside- por lo que Ramón -desde que se permitió nuevamente la realización de actividades en el templo- quedó a cargo de la parte litúrgica: la misa, los bautismos, etc..

En cambio yo vengo todos los días para hacer este voluntariado, estoy un poco en la casa parroquial, ordeno las cosas, trabajo en el comedor de la parroquia con los sacerdotes y empleados -no el de Cáritas-, hago arreglos, organizo el museo -que ahora está cerrado y del que soy guía- tratando de actualizar los archivos, hacer relevamientos y todo lo que puedo teniendo en cuenta que al estar mi hermano eso me compromete más en la colaboración.

La charla nos lleva a observar el comportamiento de las personas en este momento diferente y difícil del mundo todo, donde las necesidades se potenciaron; Beto, que está en la parroquia desde Semana Santa, dice que “al principio la gente, inducida por el miedo y las prohibiciones y limitaciones, colaboraba muy poco teniendo en cuenta la escasa asistencia que impuso la situación. A medida que fue pasando el tiempo y por el impulso que le dio el padre Eduardo -quien inclusive inició un Taller de Biblia- la gente empezó a venir y, por ende, a colaborar. Eso es lo que más necesitamos, porque -aunque el comedor de todos los días no se pudo abrir más- se sigue dando alimentos en la puerta; lo mismo pasó con Cáritas, que nunca dejó de entregarlos a las familias necesitadas del barrio”.

¿Qué hay que traer concretamente para ayudar?

® Para las familias, los alimentos son lo más importante. Antes de la pandemia la gente colaboraba mucho con bolsas, por más pequeñas que fueran y eso se cortó un poco, lo que provocó un esfuerzo mayor para la parroquia que, con su escasa economía, salió a comprar para que no faltaran. Ahora algo se activó y llegan algunas colaboraciones de personas que se acercan, sabiendo las necesidades que existen. Pero yendo a tu pregunta, se necesita: fideos, arroz, leche larga vida o en polvo, azúcar, latas de arvejas y tomates, polenta, porque donde hay chicos eso es primordial.

¿Dónde los reciben y en qué horarios?

® Como ahora el templo se abre todos los días de 10 a 12 y de 16 a 19 horas, incluso sábado y domingo, pueden dejar lo que donen en el canasto de San Cayetano que ponemos en la entrada o también en Secretaria de lunes a viernes en el horario de la tarde. La dirección es Humberto I° 340, CABA y el teléfono: 4361-1168 si quieren consultar algo.

¿Reciben alguna colaboración de instituciones?

® Cáritas siempre hace aportes y Coto, hasta hace poco, hacía una importante donación, pero es insuficiente por la cantidad de gente necesitada. A principios de la pandemia venían a buscar comida alrededor de 18/20 personas y ahora son más de 50 las que se acercan. Para poder asistirlos, lo que juntamos lo dividimos en más partes sabiendo que es insuficiente, por eso nuestro pedido de ayuda.

¿La gente aporta también dinero?

® Con la apertura del templo y las misas ha comenzado la colecta, pero en estos largos meses prácticamente no hemos recibido nada porque no había actividad.

¿Cuáles son los cuidados en la apertura?

® Cuando abrimos, al principio se acercaban entre 10/12 personas, se pedía documentos y teléfono para tener los datos por si había algún contagio manifiesto. Esas medidas ya no se toman y así empezó a fluir más gente y también se nota la llegada del turismo, tanto en la semana como los domingos, porque San Telmo es un gran atractivo y nosotros que andamos por el barrio lo vemos.

Susana Gargiulo de la Feria de Antigüedades, nos comentó que también hay una feria americana para recaudar fondos…

® Sí, justamente se está utilizando todo lo que se toma de esa feria para comprar alimentos. Se realiza los domingos de 10 a 17 horas -por el movimiento de gente que se produce en San Telmo ese día con los turistas, se abre una puerta sobre la calle Humberto I° para hacerla en el atrio- y también los jueves de 16 a 18:30 horas.

¿La iglesia tiene relación con la Feria de Antigüedades?

® Todos nos relacionamos de una u otra manera, pero son dos cosas diferentes. La Feria pertenece al Museo de la Ciudad; nosotros, como templo, representamos lo litúrgico y como museo por lo que se puede ver históricamente en la parroquia, aunque aún no lo abrimos. Quizás en diciembre y enero haya algún movimiento en ese sentido porque este año no se pudo hacer ni La Noche de los Museos ni La Noche de los Templos, pero igual hay que estar siempre atentos a los pedidos ya que es muy rico en historia.

Contanos un poco de ella…

® Es una construcción jesuítica donde ellos vivieron y de donde fueron expulsados, de lo cual hay muy poco pero son cosas muy interesantes. Luego vinieron los padres de la Orden de los Hermanos Bethlemitas que tomó la iglesia, fundamentalmente, para hacer el Hospital. Estamos hablando de alrededor del año 1748, por lo tanto hay mucha historia. También por aquí pasaron las dos invasiones inglesas y fueron curados sus soldados y termina ahora con el clero secular que tiene la parroquia. Por tanto hacemos un pequeño recorrido e incluso por la sacristía donde están Las Sibilas, que son la atracción del museo, ya que las personas que conocen sobre pictografía de los templos tienen la data de que son únicas en el mundo por la cantidad, la antigüedad y el misterio que encierran. En general, vienen a pedir ver exclusivamente eso.

¿Esta Navidad la parroquia hará el pesebre?

® ¡Este año más que nunca! Siempre pongo el pesebre en Parroquia Madre Admirable donde teníamos la sede del Movimiento Pesebrista, como te comenté antes y después en la Inmaculada donde el párroco me pidió hacerlo. Aquí, por supuesto, como vecino y parroquiano vamos a hacer un lindo pesebre.

A tu hermano, parece que Dios lo mandó para mostrarle el camino…

® Ramón es de la Orden española de los Carmelitas Descalzos. Estudió en Buenos Aires -en Villa Devoto-, España y también en el Vaticano donde, inclusive, fue diácono de Juan Pablo II. Tuvo, en principio, una pequeña estadía en Como, Italia y de allí pasó Bellinzona, en la Suiza italiana, como capellán del importante Hospital San Giovanni donde está desde hace 13 años. En febrero de este año vino para hacer unos documentos que necesitaba presentar y se quedó por el tema de la pandemia.

Primero estaba en mi casa, luego -habiendo hablado previamente con el padre Graham y Monseñor Baliña- se instaló en la parroquia, pero seguramente el año que viene volverá a Suiza para terminar sus papeles y saber dónde lo destinan, ya que siendo de una Congregación él no toma decisiones. Sí, puede pedir licencia y dedicarse a una parroquia que es lo que a él ahora le gustaría.

¿Está contento de estar en esta histórica parroquia?

® Está muy contento aquí, porque es distinto el trato de la gente porteña de este barrio tan particular, que estar en Suiza donde la gente es muy buena pero se relaciona de otra manera.

Monseñor Poli le dijo que había caído como de providencia, porque justo empezó todo esto y, además, la madre del padre Eduardo se enfermó.

¿Qué hacer para acercar a los vecinos?

® Queremos que los vecinos sigan siempre en contacto con la parroquia porque muchos de los que venían antes, señoras muy del templo, lastimosamente, fallecieron y otros aún no vienen por el Coronavirus. Hay nuevas personas que se acercan y lo que queremos es integrarlos porque estamos dispuestos a armar nuevamente el grupo de Scoust, seguir con Alcohólicos y Narcóticos Anónimos y, para el año que viene, pensamos hacer un Taller de Pintura para los chicos del barrio, como alguna otra cosa que se necesite.

Por otro lado el padre Graham, que tiene un grupo de teatro que no es del barrio pero que a veces vienen esporádicamente, me decía que tiene muchas ganas de formar uno en San Telmo. Incluso en este barrio que está lleno de artistas, quizás se los podría invitar a formar parte del grupo. Además, tenemos un salón y la idea es poder alquilarlo para pequeñas reuniones familiares o actividades acordes al lugar.

¿Este año se hará el almuerzo de Navidad?

® Aún no sabemos porque eso convoca mucha gente y lo organiza la Comunidad de San Egidio, que no lo ha confirmado aún. Por supuesto que la parroquia siempre se ofrece para ayudar a los que más lo necesitan.

                                                                       Isabel Bláser

 

Ramón y Gilberto Ferreira Benitez

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