“Vivo en San Telmo no por herencia sino por elección”

Noemí Morelli triunfa en la obra “Creo en un solo Dios”

Estudió con grandes como Lito Cruz, Raúl Serrano, Inda Ledesma, Augusto Fernández y Lorenzo Quinteros. Actuó en numerosas obras de teatro (“Los hijos del silencio”, dirigida por Sergio Renán, protagonizó “Fuenteovejuna” con el elenco estable del Teatro General San Martín y fue nominada al premio Estrella de Mar por “La señorita de Tacna”, junto a Norma Aleandro; por citar solo algunas). Hizo televisión (“De fulanas y menganas”, “Alta comedia”, “Nueve lunas”, “Gasoleros”), cine (“Últimos días de la víctima”, dirigida por Adolfo Aristarain; “Sobredosis”, de Fernando Ayala, “Tacos altos, de Sergio Renán”) y varias publicidades. Paralelamente, Noemí Morelli realizó cursos de dramaturgia, guión, dirección, danza clásica y moderna, Taekwondo, Tai chi chuan y yoga, entre otras disciplinas. Actualmente brilla -junto a Antonia Bengoechea y Estela Garelli-, en la obra “Creo en un solo Dios”, escrita por Stéfano Massini y dirigida por Edgardo Millán. La pieza, que habla sobre el conflicto palestino-israelí, se puede ver los jueves a las 20:30 en el teatro Payró.

El Sol: ¿Cómo estás transitando el éxito de «Creo en un solo Dios»?

N.M.: Con una gran emoción y alegría indescriptibles. Es la primera vez en 47 años de actriz que me siento tan expresada y consustanciada con la obra y el personaje que interpreto: una profesora de historia hebrea, educada, erudita y para nada fundamentalista, desprovista de fanatismo e intolerancia, que a partir de un hecho traumático se cuestiona toda su ideología. La respuesta del público y la crítica es impactante y conmovedora. Pocas veces los actores tenemos posibilidades de elegir y, cuando esto ocurre, nuestra profesión cobra un sentido y una dimensión inconmensurables.

La obra está protagonizada por tres mujeres: ¿Cómo ves el auge que está teniendo el feminismo y las cuestiones de género en este momento?

Es muy importante a su vez que la obra, basada en un doloroso conflicto hasta ahora sin solución posible, esté contada desde la visión de estas tres mujeres. Ya que, generalmente, la historia está contada por hombres y nuestra mirada ha permanecido -durante mucho tiempo- silenciada o desprestigiada. Veo con gran satisfacción esta actual búsqueda del poder femenino que no es para nada igual al masculino, es un poder que las mujeres estamos descubriendo de a poco, que nos rediseña y que no excluye a los hombres, como supo suceder en otros tiempos. Lo que no apruebo, de ninguna manera (al igual que mi personaje en la obra), son las agresiones de unos grupos contra otros, la intolerancia hacia el que piensa diferente, el fanatismo. Ese es un camino que todavía nos falta recorrer.

¿Cuáles fueron los momentos decisivos que marcaron tu vida?

Al igual que mi personaje en la obra, hubo un hecho muy traumático que cambió para siempre mi rumbo a partir de los 12 años. Y, mucho más tarde, mi ingreso al Conservatorio de Arte Dramático, que me sacudió todo aquel dolor, me ayudó a superarlo y me permitió conocerme mucho más y descubrir la profesional que soy hoy.

 Actriz, directora, bailarina, docente: ¿Qué es lo que más te representa a la hora de trabajar?

Mi tránsito por la docencia no ha sido tan significativo en mi carrera. Y si bien he bailado en varios espectáculos, tampoco es mi fuerte. Mi actriz pisa con fuerza desde mis comienzos hasta el día hoy (prueba de ello son las críticas y nominaciones a diferentes premios que atesoro) y la directora, por ahora principiante, se abre camino con mucha potencia, hasta el punto de intentar desalojar a la actriz ¿Lo logrará? Es una pregunta que todavía me formulo…

¿Qué cosas de nuestro barrio disfrutas particularmente?

San Telmo es, hasta ahora, mi lugar en el mundo. Amo este barrio en el que vivo hace más de 40 años, no por herencia sino por elección. Heterodoxo y ecléctico, conviven en él el barrio más barrio de los barrios porteños, sus siglos de historia, sus vecinos en la vereda, sus anticuarios y mercados, junto a varios artistas consagrados en mayor o menor medida, plásticos, escritores, actores y bohemios de distintos pelajes. Lo que le da esa personalidad única en todo Buenos Aires. A la vez que se encuentra a pocos minutos del pleno centro de la ciudad. Para mí, ideal: la paz pueblerina de sus calles adoquinadas a pocas cuadras del frenesí de la avenida Corrientes, con sus teatros y su intensa vida nocturna.

Diana Rodríguez

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